29 junio 2008

A las puertas de un nuevo verano MIR



Hace un año yo estaba a punto de comenzar la segunda vuelta en CTO.. y me cuesta creer que haya pasado ya tanto tiempo. Tanto si estudiais en CTO como si lo hacéis en otras academias, o tal vez por vuestra cuenta, quería animar un poco a todos los que estáis ahora en esta situación.

Quizás hayas llegado a mi blog mientras te encuentras disfrutando aún de las vacaciones y empezando a preparar la cabeza para el temido verano del MIR... me gustaría servirte de ayuda, como me sirvieron a mí los consejos de las personas que acababan de pasarlo, y lo primero que me gustaría decirte es que no te agobies. És fácil decirlo pero no tanto ponerlo en práctica, sé de lo que hablo porque lo he sufrido.. pero de verdad que no es tan terrible como lo pintan. Tampoco te duermas, el tiempo pasa más rápido de lo que crees. Hablo siempre desde mi experiencia con la programación de CTO, aunque supongo que puede aplicarse a otros programas.

La 2ª vuelta es cuando de verdad empiezas a preparar el MIR. Aquí llega el momento de darlo todo, pero que no cunda el pánico si queda algo suelto que no da tiempo a estudiar.. queda una 3ª vuelta, y una 4ª que puede ser muy útil si te organizas bien. Pienso que lo más importante es la constancia. Márcate un ritmo y no lo modifiques salvo excepciones. Ponte el despertador a la misma hora y create una rutina diaria. Al principio te parecerá horrible, yo me agobié mucho pensando que tenía que estar así 6 meses, pero a todo se acostumbra uno, luego lo harás ya por inercia y no te costará tanto trabajo, por eso es fundamental que te propongas ser constante desde el primer momento. Si te organizas, sacarás tiempo para un paseo, un café con los amigos, ver la tele un rato después de comer, por la noche... yo lo hacía cada día. Tenía mis horas dedicadas en cuerpo y alma al MIR y después, desconexión total, tiempo para relajarme. No olvides que es una carrera de fondo, no te quemes desde el principio. Constante, sin prisas, pero sin parar. Ah! y los domingos son sagrados, necesitas coger fuerzas!.

A estas alturas nadie va a enseñarte a estudiar, has sacado la carrera y sabes perfectamente cuál es el método que mejor te va, pero sí que es cierto que el MIR es una situación peculiar.. yo seguí casi a rajatabla las indicaciones de mis tutores. Cuando lees la programación semanal te da la impresión de que no está bien organizado, de que no te va a dar tiempo.. pero no es así. No se trata de estudiar el manual entero, y ellos te ahorran el trabajo (y el tiempo) de tener que mirar qué es lo más importante. Aunque sé de compañeros que ni los miraban, a mí me sirvieron de mucho esos e-mails semanales que te decían lo que tocaba cada día.

Estudia con ilusión. No pienses en el número que te hace falta para lo que quieres hacer, no te tortures pensando que no vas a sacarlo.. elimina todos esos pensamiento negativos. Ahora es el momento de estudiar con fuerza y con ilusión, y sea cual sea tu objetivo, está en tu mano hacerlo. Aquí sólo hay un par de superdotados, el resto nos ganamos la plaza a base de sacrificio y esfuerzo. Yo te diría que hagas lo que puedas y vayas siempre a por todas. Vas a hacerlo bien. Creo que es un error estudiar para un rango de números concreto, estudia para el mejor número que puedas sacar... sé que hay academias que te preparan más o menos según la especialidad que tengas en mente, pero el examen luego da sorpresas. No te marques un tope, estudia simplemente con todas tus ganas, sin olvidar que primero eres tú y que para darlo todo necesitas también decansar y sentirte bien.

Y terminar mi post de hoy diciéndote que, para cualquier cosa, aquí me tienes. Intentaré hacer lo que pueda por echarte una mano. De verdad te digo que, sólo por ese momento en que dices la plaza que tú quieres en el Ministerio, le das al intro y sales con ella.. todo merece la pena. Es un momento indescriptible, que vas a vivir antes de lo que imaginas. Así que ánimo, mucho ánimo, muchos hemos podido.. tú también puedes, no lo dudes..

25 junio 2008

En google dice que...



Siempre había oído que donde más se aprende es en las guardias, y he podido comprobar que es cierto. Tanto movimiento de acá para allá, tanto paciente en la sala de espera, y tan pocos adjuntos a la vista. Sola, lo que se dice sola, aún no he estado mucho, pero cuando esto ocurre, miro a mi alrededor, veo que todo el mundo está a su tarea y yo, con mil cosas en la cabeza, mil detalles apuntados en hojas sueltas (complejo de secretaria).. y preguntándome: ¿soy la única que no sabe qué pinta aquí?.

Los pacientes tampoco ayudan mucho, te ven la cara de pardilla y el "Dra." del pijama pasa a ser un adorno, eres "la chica que está aprendiendo" y punto. En el fondo, no les falta razón. Lo mejor es cuando viene el paciente internauta... google le ha contado ya todo sobre su patología y llega a Urgencias autodiagnosticado. Se encuentra conmigo, pobre R1, y me cuenta que tiene "piedras en la vesícula", que todos los síntomas coinciden. Y lo mejor es que acierta... y a una, después de 6 años de carrera y la tortura del MIR, se le empieza a desmoronar el ego.

La verdad es que me voy dando cuenta de que sobrevivir a una guardia tiene sus trucos. Lo primero, tranquilidad y paciencia, la noche es larga. Si está muy grave tu R mayor no te dirá nada por que le llames o incluso le despiertes; si la cosa es leve, por muy mal que lo hagas tampoco se va a hundir el mundo; lo peor son los moderados.. les vas pidiendo pruebas (razonables claro... yo tenía un profe que decía que una prueba se pide si crees que puede ser positiva y si sabes qué vas a hacer si esto ocurre) hasta que tengas la oportunidad de preguntar y, si procede, les buscas un box.

Ahora lo veo todo claro.. me acordaré de esto mañana cuando el caos se apodere de mis neuronas. Que la fuerza nos acompañe.. y si no, siempre nos quedará google.. ;)

12 junio 2008

Tropiezos, caídas.. y de nuevo en pie



Y aunque a veces me pierdo.. sigo caminando. Hay días más oscuros, en los que me voy desanimada a casa pensando que tengo tanto que aprender que no sé si seré capaz de llegar un día a hacer las cosas realmente bien. Pero luego me repongo, pienso que si otros lo han logrado yo no voy a ser diferente y me animo viendo mis pequeños avances. Si quieres, puedes; y yo ¡quiero!. Quiero aprender, quiero no tener que pedir sopitas a mis R mayores a cada momento, quiero dar puntos con seguridad, hacer de verdad mi papel de "ayudante" en quirófano y no de "ayudada", quiero no poner esa cara de boba cuando un paciente me hace una pregunta... pero sé que la cirugía es dura, y el camino es largo.

A veces algo o alguien te alivia ese peso de los primeros pasos, te reconduce al camino. Algún compañero médico, un DUE, auxiliar, celador... con una sonrisa y esa chispa en la mirada de quien ama lo que hace, te recuerdan por qué estás ahí. Y entonces la ilusión vuelve, porque no se ha ido en ningún momento.. sólo es que a veces algún grito de un adjunto (algunos olvidan por completo que un día fueron R1), o una mala cara, la empañan. Ese tipo de gente te crispa los nervios, pero luego, en frío, dan verdadera pena; porque, como me decía un amigo, tenemos el inmenso privilegio de trabajar en lo que nos gusta, desarrollar nuestra vocación.. y parece que esta gente lo ha olvidado.. o quizás no lo sintió nunca. No quiero llegar a eso.

Sigo caminando y poquito a poco me voy encontrando más suelta. Cojo confianza con la gente, voy viendo cómo se hacen las cosas, cómo es el día a día del servicio.. y a veces me siento realmente cómoda. Me he dado cuenta que la seguridad en una misma no puede forzarse, se va adquiriendo con el tiempo, y la verdad es que aún sin haber cumplido mi primer mes de residencia, no puedo quejarme de la evolución.

Procuro arrimarme a la gente que me aporta algo, aunque de todos se aprende... La residencia es un aprendizaje no sólo de Medicina sino de la vida: relaciones con los compañeros, responsabilidades, decisiones. Y todo ello en un marco que algunos consideran (consideramos) apasionate y privilegiado, quizás nadie como un trabajador sanitario tenga tanto contacto con los sentimientos, reacciones, instintos más primarios del ser humano: el miedo a la enfermedad y la muerte; y, en la otra cara de la moneda, la alegría de salvar o mejorar la calidad de una vida. Sólo por eso merece la pena soportar alguna que otra impertinencia de los que se creen "jefes" y no son más que otra pieza de esta maquinaria de cuyo funcionamiento depende el bienestar del paciente... no deberíamos olvidar eso.